Twin Peaks vuelve para cambiar la televisión

Twin Peaks regresó a la televisión 25 (Realmente 27, pero para el caso nos podemos quedar con el número redondo) años después para llenar la pantalla de cosas nunca antes vistas y, para recordarnos que todavía quedan muchas cosas por hacer en televisión


Parte de los miembros de la serie original

Y parece que no la echábamos de menos

Cuando saltó la noticia de la vuelta de Twin Peaks muchos nos imaginábamos que David Lynch y Mark Frost iban a tirar por lo fácil, tal y como han hecho los diferentes revival que hoy en día pueblan las parrillas de las televisiones estadounidense (¿Operación Triunfo cuenta como revival?), que iban a escribir algo nimio, algo desechable en el continuo espacio tiempo. Pero esto no ha sido así.

La tercera temporada de Twin Peaks se ha convertido en el culmen de esta época, en la que tenemos una televisión vacía y sin ideas donde todas las series cada vez se parecen más y, donde nadie es capaz de arriesgarse. Sí, hay casos extraños en los que las series son buenas o mínimamente diferentes pero la mayoría no son así, son burdas copias unas de otras para que la gente las consuma así como se comen una hamburguesas del burguer, que al fin y al cabo también es americano.

Ha sido capaz de reinventar la televisión propiamente dicha y, su influencia se verá en los próximos años tanto en el cine y en la televisión como en otras muchas muestras artísticas como la pintura. De hecho, esta semana leí que la parte 8 podría estar en un museo de arte contemporáneo, yo apoyo esa propuesta porque dicho episodio es una obra maestra en sí. Un episodio que tiene un millón de interpretaciones, que está magistralmente bien dirigido y, que en sí debería estudiarse en todas las universidades y centros de enseñanza.



Mirando al futuro sin dejar de ver el pasado


Esta tercera temporada estoy seguro que ha conseguido dar inicio a lo que en un futuro llamaran la nueva edad dorada de la televisión como lo consiguieron las dos anteriores. La huella de Twin Peaks se va a notar en las futuras series de la televisión pero no solo en las series si no en el cine también porque esta tercera temporada se ha convertido en un evento cinematográfico al ser el último trabajo de un grande del cine como es David Lynch y, al presentar una misma historia partida en 18 partes, valga la redundancia.

¿Es el futuro o es el pasado?

Una historia en la que hemos mirado al pasado pero también al futuro y, con un final marcado por el grito desesperado de una Laura Palmer que acaba de recordar que es Laura Palmer, que acaba de despertar de una pesadilla que ha durado 25 años. En un momento en el que no sabemos si es el pasado o es el futuro tal como se nos decía en la primera escena de la temporada. Tampoco sabemos si se trata del mismo espacio ni realidad. De lo único que estamos seguros es que Laura volvió a gritar como hacia 25 años que no hacía, en un final aún más criptico que los anteriores.
David Lynch y Mark Frost nos han vuelto a trolear.


Si tenemos que puntuar esta temporada sería con 10 puntos sobre 10 puntos. Es de obligado visionamiento ya que se ha convertido en una autentica rareza televisiva en la cual te obliga a pensar y no solamente consumir televisión cual fast food company.



Con este post vuelve Delante de la Tele, muchas gracias por leernos. Nos podéis encontrar también por twitter: @DelanteDeLaTele





Reivaj

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Instagram